Viajando por el Yucatán Mexicano

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A veces se cometen errores al elegir un viaje, y no por que el viaje sea erróneo en sí, sino porque ese tipo de viaje no cuadra con tu personalidad.

Hace unos años un grupo de amigos decidimos ir al Yucatán y nos dejamos convencer por el llamado “todo incluido”, tomando unas habitaciones en un hotel en Playa del Carmen. Estuvo lindo poder desayunar, comer, cenar y beber todo cuanto queríamos y podíamos, pero después de dos días de playa, ya no sabíamos que hacer. Sencillamente, no era nuestro carácter, así que al día siguiente, decidimos salir de la zona de hoteles y acercarnos al pueblo. Encontramos a un taxista que se ofreció por un módico precio a llevarnos durante todo el día, cogimos dos taxis, y en ellos nos embarcamos, y así comimos barato en bares que no conocían turistas, descubrimos ruinas mayas que casi no estaban en el mapa, y visitamos cenotes (agujeros en la tierra llenos de agua que conectan con grutas subterráneas que pueden llegar a extensiones de varios kilómetros) sin turistas. Resultó un día espectacular, pero irrepetible pues llegamos a los límites donde llegan los taxistas.

Tuvimos que improvisar y conseguimos alquilar al día siguiente una furgoneta con las que nos marchamos a Mérida, a unos 359 kms. que con la vuelta se convirtieron en 718, una paliza para un día, sí, pero conocimos sitios que nunca hubiéramos visto de quedarnos en el hotel.

Moraleja: Nunca traicionen su propia personalidad.